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Uso excesivo del chupete y trastornos del lenguaje

05-10-2012
El uso excesivo del chupete reduce la práctica de los movimientos bucoarticulatorios necesarios para el desarrollo del habla. También reduce las conductas de comunicación verbal de los niños que lo usan. 
Así pues, el niño que lleva un chupete metido en su boca no puede emitir sonidos articulados para comunicarse. De esta manera, está viendo mermadas las oportunidades de utilizar un incipiente lenguaje verbal para comunicarse.
Por ejemplo, el bebé que va por la calle y ve un perro y dice “guau” o un coche y dice “brum” está comunicando al adulto lo que ve, está expresando verbalmente lo que percibe y le llama la atención. Por lo tanto, está comenzando a utilizar un rudimentario lenguaje verbal para comunicarse.
De la misma manera, los bebés que no llevan ningún objeto dentro de su boca emiten más cantidad de balbuceos, gorjeos y canturreos que los que llevan un chupete o el dedo. De esta manera, a través del gorjeo, el bebé está ensayando los sonidos que necesitará después para hablar.
Por otra parte, el niño que está succionando un chupete o el dedo se centra en realizar esta actividad. Invierte parte de su atención y energía en ello. La succión en sí misma le reconforta y aporta bienestar. Por ello, la acción de succionar un chupete en sí mismas pueden reducir la interacción del niño con su entorno. El niño se centra en la succión en detrimento de la comunicación con otras personas y de la observación y exploración activa de su entorno.

Por ello, se recomienda que los padres que decidan ofrecer un chupete a su bebé, lo hagan sólo en determinadas situaciones, cuando el niño realmente lo necesita. No es aconsejable ofrecer el chupete constantemente, de manera indiscriminada.