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El niƱo tiene dislalia

20-12-2012

 

El niño irá adquiriendo la pronunciación de los sonidos a medida que avance en su desarrollo. Si este proceso no se realiza de forma adecuada, se producen las dislalias. Te explicamos qué son y cómo puedes detectarlas.

  
Entre los 12 y 18 meses, con las primeras palabras, empiezan los primeros errores de pronunciación. El niño dirá 'mimir' en lugar de dormir. Pero, con el tiempo, irá perfeccionando su lenguaje hasta llegar a una correcta pronunciación. Cuando este proceso de perfección no se produce con normalidad y el niño se estanca, es cuando aparecen las dislalias o trastornos de pronunciación. Estos trastornos suelen darse entre los tres y los cinco años.

La dislalia suele provocar problemas de comunicación del niño con su entorno y suele asociarse con retrasos en el desarrollo del lenguaje. En los casos más graves influye negativamente en el aprendizaje, disminuyendo el rendimiento escolar.

 

Por qué se produce

Las causas, pueden ser varias:


Deficiencias auditivas: Cuando el bebé no puede percibir con nitidez los sonidos de su entorno, también el desarrollo de sus capacidades lingüísticas se verá afectado.

Problemas cognitivos: Los niños con diagnóstico de deficiencia mental muestran más problemas en la adquisición del lenguaje.

Problemas emocionales: La privación de cariño y de relaciones sociales también puede provocar problemas de comunicación en el pequeño.


Hay casos de dislalias en los que no siempre están presentes los factores anteriormente mencionados. También pueden producirse por defectos anatómicos (dislalia orgánica), como labio leporino, defectos de la oclusión dental o frenillo, entre otros.

 

Tratamiento de las Dislalias: trastornos fonéticos

La intervención en los trastornos fonéticos tendrá como objetivo que el niño aprenda a articular los sonidos correctamente. Se evaluará el nivel articulatorio del niño y se realizará un programa adecuado a sus necesidades. En general se darán los siguientes pasos en la intervención:

 Estimular la capacidad del niño para producir sonidos, reproduciendo movimientos y posturas, experimentando con las vocales y las consonantes. Se le enseñará a comparar y diferenciar los sonidos.

 Estimulación de la coordinación de los movimientos necesarios para la pronunciación de sonidos: ejercicios labiales y linguales. Se enseña al niño las posiciones correctas de los sonidos más difíciles.

 Se realizan ejercicios donde el niño debe producir el sonido dentro de sílabas hasta que se automatice el patrón muscular necesario para la articulación del sonido.

 Llegados a este punto el niño ya está preparado para comenzar con las palabras completas, a través de juegos se facilitará la producción y articulación de los sonidos difíciles dentro de las palabras.

 Una vez que el niño es capaz de pronunciar los sonidos difíciles en cualquier posición de una palabra, se tratará que lo realice fuera de las sesiones, es decir, en su lenguaje espontáneo y no solo en las sesiones terapéuticas.

 

 

A lo largo de toda la intervención se ejercitará de forma paralela la musculatura que está interviniendo en la producción de los sonidos. Toda la terapia se va a centrar en juegos que faciliten la adquisición de las habilidades necesarias con la participación e implicación del niño, logrando así, que sea el propio niño quien descubra por sí mismo los procesos.

Es conveniente que los padres participen y colaboren en todo el proceso terapéutico siguiendo las instrucciones del terapeuta y realizando las actividades para casa que considere necesarias.

 

Fuente: mibebeyyo.com/guiadepsicología.com