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Sonambulismo infantil

06-02-2013

Es un trastorno del sueño muy frecuente, hasta un 30% de niños tienen esta alteración que desaparece al llegar a la adolescencia, y sus causas pueden ser genéticas o psicológicas. A pesar de lo complicado de esta situación lo cierto es que no reviste de mucha gravedad, más allá de los accidentes físicos que el niño pueda tener en casa mientras camina o corre dormido

El sonambulismo es un trastorno del sueño que se inicia y es común en la infancia. Generalmente de carácter leve, son muy raros los casos de sonambulismo en los que el niño se altera y se pone nervioso. Lo normal es que desaparezca al llegar a la adolescencia, aunque hay personas que continúan con este trastorno en la edad adulta.

Consiste en estar dormido y parecer estar despierto, llegando a tener conversaciones completamente normales (que rara vez se recuerdan al despertar por la mañana) o a deambular por la casa. Ocurre durante una etapa de sueño profundo (etapa IV del sueño no REM que sucede durante las primeras horas de la noche) y suelen ser episodios breves de segundos o minutos. La causa biológica se desconoce pero se cree que puede deberse a la inmadurez del sistema nervioso central. Lo que sí se ha comprobado es que no es indicador de problemas psicológicos ni emocionales.

Entre el 10 y el 30% de los niños de 4 a 6 años presenta sonambulismo, y se estima que durante estas edades es cuando suceden la mayor cantidad de episodios.

Estos incidentes
tienden a ser más frecuente en los varones y cuando el niño tiene fiebre alta, se encuentra muy cansado o ansioso, o si se interrumpen los patrones de sueño habituales del pequeño.


Los síntomas son variables:

- Sentarse en la cama, levantarse y caminar dormido, inclusive puede salir del dormitorio. En casos raros pueden hasta realizar acciones complejas aunque con poca coordinación como abrir puertas, ventanas y cajones, correr, orinar y hasta comer, por lo que las caries dentales y el sobrepeso son otras complicaciones del sonambulismo.

- Mantener los ojos abiertos y la mirada fija aparentando estar despiertos con una expresión facial ausente.

- Hablar o susurrar alguna palabra o frases confusas.

- No escuchan si se les habla o si se intenta despertarlos, pero pueden seguir algunas instrucciones verbales.

- Una vez terminado el episodio, el niño no recordará nada.

¿Cómo deben actuar los padres?

 



- Por lo general,
no se requiere un tratamiento específico para el sonambulismo. La mayoría de los niños lo superan al llegar a la pubertad. Solo si es muy frecuente y persistente habría que buscar ayuda médica.

- Regular sus hábitos de sueño y procurar que duerma todas las noches una cantidad de horas adecuada puede ayudar a espaciar las crisis. Procura que en lo posible no ingiera medicamentos ni bebidas que puedan mantenerlo en vigilia o que lo exciten demasiado.

- Cuando esté en medio de un episodio,
no le sacudas ni intentes despertarlo; aunque no es peligroso, si lo consigues estará confundido y desorientado y se podría poner nervioso.

- Llévalo con cuidado de vuelta a su cama hablándole suavemente con frases como: "Regresemos a la cama", "Ven conmigo para que puedas seguir descansando", y espera hasta que reinicie el sueño normal.

- Mantén su cuarto despejado de objetos o muebles con los que pueda tropezarse y caer.

- Cuidado con las puertas y ventanas, pon en todas ellas candados y déjalas cerradas con llave por la noche. También debes colocar puertas en las escaleras, para evitar que se caiga.

- Lo importante, para los padres, es
conservar la calma y transmitirles esa misma sensación a los niños.