¿Cómo atajar los celos y peleas de hermanos?

 

Los celos, las envidias y las peleas constantes entre hermanos no es nada grato para los padres. Desde que nace otro hermano o hermana se rompe el equilibrio establecido entre los padres y el primer hijo. Este equipo, a veces, crece dejando al jugador estrella en el banquillo y esto, sin lugar a dudas es un trato amargo para el pequeño que lo sufre y una situación difícil de manejar para los padres.

 

 

Al principio los celos son unilaterales: del hijo mayor al hijo menor, aún bebé; pero posteriormente cuando el pequeño crece, las

comparativas y las envidias son bilaterales, ya que ambos hermanos pueden rivalizar por obtener el amor y atención exclusivo de los padres. El mayor intenta reconquistar sus derechos de primogénito y eliminar al "intruso" que le resta protagonismo, para ello intenta destacar e imponer su voluntad al pequeño. A su vez, el pequeño, lucha a codazos por su puesto en la familia y se rebela desmedidamente ante cualquier muestra de poder de su hermano mayor (considera que la autoridad única es de sus papás).

 

Lo que parece claro es que todos los padres de dos o más hijos "viven" en mayor o menor medida estas luchas internas en la casa. Los celos no sólo son frecuentes, son inevitables. Enseñar a los hijos a controlar sus impulsos, a amansar su rebelión  y violencia, a evitar disputas con los hermanos y a interceder en los conflictos es enseñarles a ser mayores y a convivir con otros. La familia es un reflejo perfecto de una sociedad en miniatura, es la célula más pequeña, que es espejo de la complejidad social.

 

Los celos se revelan en las disputas de los hijos y, aunque es difícil detener la guerra en la casa, desde el punto de vista educacional, es una ventaja que afloren para tener la oportunidad de sembrar y enseñar una convivencia en paz, respetando los derechos de otros, las diferencias de todos, el respeto por los demás, el amor a la familia, incluso a los rivales. La actitud de los padres frente a los celos de los hijos debe ser la de conciliadores y educadores, ya que son los gobernantes de una hermosa nación: la casa.