Cuando los niños empiezan a crecer notan la diferencia que existe entre el cuerpo de un hombre y una mujer. Lo más natural es que pregunten el porqué de esas diferencias.
Aunque resulta complicado hablar de sexualidad con menores de edad, tocar el tema abiertamente previene trastornos de la identidad sexual y, en instancias más delicadas, acoso por parte de personas mayores.
Si bien es cierto que el niño no identifica entre el bien y el mal, hablar de sus partes íntimas es el primer paso para inculcarle respeto y amor por su cuerpo. Sin embargo, no es la primera aproximación que él tiene con su sexualidad. Tan pronto nace, fija su mirada en la madre. A los 3 meses se observa y toca sus manos. A los 8 se chupa el dedo gordo del pie. Y es sólo al año que se da cuenta de que tiene genitales; edad en la que se los manipula.
Pero no se angustie. Esto es natural. No obstante, debe ser entendido, educado e informado a tiempo por los padres, pues son el estímulo para un desarrollo normal sexual del niño.
La actitud de los padres es definitiva al momento de estimular las conductas propias del sexo de su hijo. Por ejemplo, a una niña desde los 3 años se le debe explicar que algún día será madre y que es diferente a un hombre en su forma de actuar.
Según el siquiatra infantil Álvaro Franco Zuluaga, “a esta edad hay que favorecer los contactos con los niños del sexo opuesto, porque esto le facilitará una mejor comprensión de su identidad sexual”.
También exploran su cuerpo y el de otros a través de los juegos como representar a papá y mamá o a los médicos. Esto lo hacen con el fin de satisfacer su curiosidad, una actitud normal hasta los 5 años.
A los 3 años el niño también comienza los procesos de separación e individualización, es decir, empieza a ser autónomo y a solicitar privacidad. “Desde esta edad los niños deben estar solos en el baño haciendo sus necesidades y a los 4 años vestirse sin ayuda”, señala Franco.
El baño con los padres se debe hacer hasta los 5 años, porque perciben de una forma más clara las diferencias sexuales de los órganos, lo que se convierte en una manera para generar sensaciones nuevas en los pequeños.
Según el siquiatra Álvaro Franco, el abuso sexual normalmente lo hacen personas cercanas a la familia. Empieza con toques, continúa con regalos y termina en penetración. Los síntomas son inmediatos y perjudican el sistema general de su cuerpo y mente.
Los signos de alerta pueden ser:
* Sienten su cuerpo sucio.
* Dejan de dormir y de comer.
* Lloran y se vuelven inseguros.
* Aumenta el estrés.
* Les cambia la autoestima.
* Se sienten personas no queridas.
* Se vuelven agresivos, mentirosos y podrían hacer lo mismo que hicieron con él.
Háblele siempre con sinceridad y amorosos.