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Abrazos y mimos, vitales para formar futuros adultos seguros

29-12-2013
 
Ross Campbell, terapeuta estadounidense especializado en el tratamiento de niños y adolescentes, afirmó en uno de sus libros:  “Dentro de cada niño hay un tanque emocional, el cual debe ser llenado de amor; cuando un niño se siente verdaderamente amado crecerá normalmente, pero cuando el tanque de amor está vacío, el niño se comportará mal”.
 
Los niños de hoy cuentan con un plus adicional con respecto a infantes de otras generaciones: padres comprometidos con su educación, que les demuestran más afecto a través de palabras, besos, abrazos, elogios, actos amables, reconocimiento de logros y cualidades. El afecto es tan esencial como el alimento y el vestuario, pues forma individuos emocionalmente estables, que pueden mantener relaciones de confianza, seguridad y respeto con los demás. Igualmente, saben enfrentar y resolver conflictos.
 
“Si los padres son los primeros que le hablan al bebé y le demuestran su afecto, se crea un lazo indestructible que cambiaría el rumbo de la humanidad, porque en esos primeros seis u ocho minutos de vida del niño, este identifica a sus progenitores y los cautiva, a la vez que ellos aprenden a entender su lenguaje gestual”, asegura T. Berry Brazelton, ‘padre’ de la pediatría mundial.
 
Según Carolina Molina, especialista en clínica y desarrollo infantil de la Universidad del Bosque, "el afecto es determinante en la buena crianza de los hijos; quienes reciben constantemente afecto suelen ser más tranquilos, menos propensos a cambios bruscos en su estado de ánimo, son más disciplinados, analíticos, objetivos y de autoestima elevada. Además, son amorosos, tienen una capacidad de atención superior, conocen cuáles son los límites y también sus fortalezas. Los padres no solo deben estar pendientes de sus hijos para felicitar o premiar, también cuando ellos experimentan un fracaso, una pelea con sus amigos o se sienten tristes por ciertas situaciones; en estos momentos se les debe alentar para expresar sus sentimientos, angustias o temores."
 
Los niños deben aprender a recibir y dar afecto a los demás, así se reforzarán los valores de la ayuda, la comprensión y el apoyo. El niño debe ser querido por su misma naturaleza de ser niño, sentir que cuenta con el amor y el apoyo incondicional de sus padres. Según la doctora Carolina, no se trata de rezar el verso de quien “peca y reza, empata”. Los padres deben aprender también a reprender con amor, sin maltratos, golpes, insultos o groserías.
 
El contacto físico
Se han realizado múltiples investigaciones sobre este tema, una de ellas es de la Universidad de Duke, publicada en la revista Muy Interesante, que reveló que "no recibir abrazos y mimos durante la niñez y por la ausencia del contacto físico necesario, mueren millones de neuronas en el cerebro, razón por la cual defensores de la ‘abrazoterapia’ se han dado a la tarea de promover los abrazos entre padres e hijos. Se dice que un abrazo expresa más que 1.000 palabras y es de gran utilidad, especialmente en aquellas situaciones en que sobran las palabras o no se sabe qué decir." Alejandra Velasco, experta en crianza y educación asegura que “un individuo requiere cerca de 12 abrazos al día: cuatro para sobrevivir; ocho para mantenernos, y cuatro para crecer”. Según ella, al sentirlos el cerebro segrega oxitocina, u hormona del apego. La madre también la libera una vez da a luz, y el bebé cuando la madre lo carga entre sus brazos.Otras hormonas que se liberan en este acto son la serotonina y la dopamina, que, combinadas con la oxitocina, generan una sensación de bienestar emocional, armonía y felicidad. Kathleen Keating, autora del libro La terapia del abrazo, asegura que los abrazos ayudan no solo a sentirnos bien, también favorecen el buen desarrollo de la inteligencia en los niños, al superar los miedos e impartir la sensación de pertenencia a un grupo. No todos los niños se sienten a gusto con un abrazo, pero se les puede abrazar en la medida en que se sientan cómodos y lo permitan.
 
Formas de expresión
1. El vínculo afectivo debe crearse con ambos padres desde el mismo momento en que la madre da a luz.
2. Con palabras: es clave decirles a los niños cuán importantes son. Esto los hace sentir seguros y muy valiosos. No se debe caer en el error de estar con los niños mientras se habla por teléfono o se ve televisión. Para ellos es importante sentir que sus padres les prestan atención.
3. Estimularlos cuando logran algo: es muy importante elogiarlos cuando hacen algo bueno o cuando se destacan. Eso los enorgullece y hace sentir importantes, y los motiva a lograr nuevos retos.
4. Entregar responsabilidades: los niños se sentirán mejor si se sienten parte importante de su familia; se debe tener en cuenta su opinión al tomar ciertas decisiones, además deben entender que tienen derechos y deberes.
5. Disciplinarlo también es quererlo: querer no significa dejar hacer al niño lo que quiera. Ponerle límites y enseñarle normas también son muestras de cariño. Esto le ayudará a entender qué está bien y qué mal.
6. Entender su mundo: los padres deben esforzarse por conocer bien a su hijo y saber sus gustos y sus miedos, de esta forma podrán estrechar el vínculo afectivo.
7. El maltrato nunca es bueno: los golpes son el enemigo número uno del afecto. Por ningún motivo un padre debe agredir a su hijo.