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Aprender a ser responsable desde niƱo

05-05-2014
Cuando su hijo dice “no”, está reivindicando su independencia y no eludiendo una obligación. Parece un contrasentido, pero darle responsabilidades le ayudará a ser más libre, porque le volverá más capaz y autónomo, y le hará ganar seguridad

Nada es gratuito 
Bien que lo dicen los especialistas: "Toda ayuda de más otorgada a un niño, lejos de ser un beneficio, supone un perjuicio para él". Y es que querer a un hijo no significa darle todos los caprichos. Por eso deben hacer entender a su hijo desde pequeño que las cosas se consiguen con esfuerzo, que nada es gratuito. De otro modo no sabrá enfrentarse a la vida cuando crezca. Sin embargo, si hasta ahora no le han responsabilizado de nada, empezar a pedirle tareas de repente le resultará "raro" y difícil. Para que las cosas les resulten más sencillas a todos, procuren que las tareas que le asignan sean...

Diarias. Conseguir que entienda el concepto de responsabilidad es más fácil si sus obligaciones son rutinarias. Debe acostumbrarse, por ejemplo, a guardar los juguetes en su sitio, a llevar el pan y las servilletas a la mesa, a comer sin ayuda y a vestirse (casi) solo... todos los días.

Asequibles. Cada niño es diferente y no podemos pedirles a todos lo mismo. Aprovechen las preferencias del suyo para conseguir objetivos. Por ejemplo, pueden ponerle su canción favorita para que ordene su dormitorio cantando o comprarle un plato y unos cubiertos de su color preferido para que se anime a comer él solo.

Reconocidas. A esta edad el refuerzo es imprescindible para consolidar comportamientos positivos. Dénle un beso y un abrazo o felicítenlo cada vez que eche su muda a la lavadora o acabe los deberes del colegio. También pueden premiarle de un modo especial si ha cumplido con sus obligaciones durante toda una semana.

Prohibido agobiarlo
El grado de madurez varía mucho de unos pequeños a otros, por eso resulta difícil calibrar hasta qué punto un niño está abrumado o no por sus obligaciones. Para no "pasarse" es fundamental atribuirle tareas que no supongan peligro. Por ejemplo, a un niño de cinco años se le puede pedir que durante unos instantes distraiga a su hermanito en casa, donde todo está bajo control, pero no que se responsabilice de él en la calle. Ni que decir tiene que si se le encarga una tarea que excede sus capacidades y ocurre algo malo, los responsables son los adultos que le han exigido demasiado, no el pequeño

Es posible que responsabilicen a su hijo de tareas sencillas, pero que al ser muchas, se sienta agobiado. Obsérvenle con atención y si se muestra triste, desmotivado, irritable o agresivo, deben hablar con él para enterarse de qué le preocupa. Puede estar angustiado porque ha perdido algo o porque le han regañado en el colegio. Déjenle que se desahogue, es importante que se acostumbre a recurrir a ustedes cuando le preocupe una situación o no sepa cómo resolverla, y así, además, pueden darle las pautas de comportamiento que necesita para crecer socialmente y ganar seguridad.

Está comprobado que cuando un niño tan pequeño se responsabiliza de demasiadas cosas, crece agobiado, inseguro, carente de habilidades sociales y temeroso, lo que nos lleva a la conclusión de que las responsabilidades son buenas y necesarias, en su justa medida y siempre que se complementen con tiempo de ocio y diversión.

Las tareas del colegio
Es a esta edad cuando el niño adquiere las bases de lo que serán sus hábitos de estudio. Para ayudarle a instaurarlos... 
•Debe disponer de un lugar fijo donde pueda realizar sus tareas escolares (dibujos, fichas). 
•Siendo tan pequeño, bastará con que "trabaje" unos 15 o 20 minutos. Pero todos los días. 
•Una vez que se siente a hacer los deberes, manténgase "al tanto" yendo a su cuarto cada pocos minutos, pero nunca permaneciendo "encima de él". 
Recuerden que ustedes están ahí para apoyarle y orientarle, no para realizar el trabajo por él.