Si observamos el desarrollo de un niño podemos notar que el primer indicio de curiosidad es el deseo de ver todo lo que lo rodea, luego, cuando es capaz de desplazarse busca acercarse a los objetos y agarrarlos para manipularlos para conocerlos. Más adelante, cuando ya ha conocido su medio y las características de cada uno de los elementos, comienza a observar lo que sucede cuando junta dos elementos. Todo este proceso brinda valiosa información al niño que será de gran utilidad en sus aprendizajes futuros.
La curiosidad proporciona al niño el interés necesario para querer aprender, es indispensable para desarrollar un pensamiento científico, porque cuando al niño le agrada algo le será más fácil aprenderlo.
Al niño todo le produce curiosidad: los cambios de clima, las enfermedades, las acciones de los demás, etc. Son pequeños observadores con ansias de conocimiento y somos los adultos los encargados de lograr que este interés no se pierda, sino por el contrario, que sea cada vez mayor.
¿Cómo fomentar la curiosidad del niño?
Cambiar la rutina: Si bien es necesario que el niño cree hábitos y que estos deban reforzarse diariamente, un día podemos hacer algo diferente, algo que el niño no espere o usar algo distinto a lo habitual para un mismo propósito. Por ejemplo, si suelen lavarse las manos con una barra de jabón podemos usar jabón líquido y que sientan la textura diferente o jabón en espuma y jugar a soplarlo.
Organizar actividades sorpresa: organizar una actividad y no decírsela a los niños hasta el momento que se va a realizar, de esta forma los sorprenderán. Por ejemplo: la visita de un personaje, recibir un ?correo misterioso?, llevarles algo que encontramos el fin de semana, etc.
Tener apertura a las preguntas: recibir con alegría las preguntas de los niños, sobre cualquier tema y estar preparados para brindarles la información apropiada a su edad. Siempre decirles la verdad y usar términos sencillos para que los pueda comprender. Se recomienda dejar abierto un nuevo tema para que continúe averiguando sobre ello. Por ejemplo: si pregunta por qué llueve explicárselo y mencionar algo sobre los estados del agua pero no explicarlo.
Desarrollar la imaginación: a través de cuentos, juegos, actividades gráfico-plásticas o de dramatización. En el caso de los cuentos hacer que ellos creen sus propias historias, le pongan un título diferente, cambiar el inicio o final; los juegos deberán contener elementos sorpresa, como por ejemplo, pasarse un globo con agua y al que se le caiga se le revienta; en las actividades gráfico-plásticas más que un dibujo o pintura libre usar técnicas que puedan sorprender al niño como ?mancha con forma? o ?dibujo invisible?; finalmente, para los juegos de dramatización variar de elementos, una vez serán disfraces y en otra oportunidad títeres u otros.
Realizar experimentos: estos deben ser sencillos y partir de situaciones familiares para el niño, de esta manera será mucho más significativo para él. Durante la realización de los experimentos se debe mantener un diálogo continuo con el niño y fomentar el planteamiento de hipótesis.
A través de la curiosidad, el niño desarrolla la capacidad de observación, propicia la formulación de preguntas y el planteamiento de hipótesis sencillas, motiva la manipulación de diferentes elementos, lleva a probar cosas nuevas y por tanto a aprender a través del ensayo y error. Será nuestra tarea propiciar las situaciones y condiciones adecuadas para estimular la curiosidad de nuestros niños y a partir de ellas lograr nuevos aprendizajes.
Lic. Esp. Juvitza Panez
Licenciada en Educación Inicial