Cerrar Ventana

Errores a la hora de afrontar las peleas entre hermanos

16-02-2016
Lo más importante es ser conscientes de que en cualquier momento puede ocurrir un enfrentamiento entre nuestros hijos. Podemos darles pautas para que solucionen sus problemas sin recurrir a la violencia, pero eso no elimina por completo el riesgo. Por ello, siempre tenemos que estar preparados para actuar, y evitar los errores que se cometen con frecuencia a la hora de afrontar una pelea entre hermanos:

No comparar a los hijos. Una de las actitudes erróneas más habituales cuando se tienen dos o más hijos es compararles, y obviamente siempre uno será mejor que el otro en algunos aspectos. Este es el semillero donde nacen la envidia, los celos y el conflicto. Por ello, debemos evitar establecer comparaciones entre ellos cuando están presentes; es lógico que les comparemos, pero ellos no necesitan saber quién es mejor y quién peor.
Evitar las etiquetas. Otro de los comportamientos más usuales de los adultos y que no resulta apropiado es etiquetar a los pequeños: “es un envidioso”, “siempre está protestando”, “¡qué malo es!”, etcétera. Todas estas definiciones calarán en el niño y provocarán que actúe de esta forma, entendiendo que es su naturaleza y que no puede cambiarla.
No buscar culpables. Asimismo, tenemos que evitar hurgar en la herida del conflicto con preguntas como: “¿quién empezó todo?”. Aunque parezca la reacción más normal en un primer momento, esto no aporta nada más allá de buscar un culpable. No nos olvidemos de que lo realmente importante no es otorgar culpas, sino aprender a solucionar problemas de otra manera para que la situación no se repita.

Es mejor negociar que imponer. La forma en la que las normas suelen ser decididas en un hogar puede ser una fuente de conflictos, al ser algo impuesto y externo a los niños. Esto no significa que ellos deban decidir qué está permitido y qué prohibido, sino que sean partícipes en la creación de las reglas de la casa. Obviamente algunas reglas han de ser impuestas (sobre todo las de seguridad), pero otras pueden ser fruto de la negociación, donde todos debemos hacer concesiones. Por ejemplo, para evitar un conflicto y regular el uso de una videoconsola se les puede dejar elegir a ellos entre una hora cada uno solos o una hora y media juntos con videojuegos en los que deban cooperar. Ellos sentirán que la decisión es suya y no les supondrá un problema llevarla a la práctica.