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Tips para la elección de juguetes según la edad (los 2 primeros años) - Primera Parte

22-08-2012

Desarrollo evolutivo del juego infantil 

Uno de los criterios fundamentales para saber a qué debe jugar el niño es su edad. En función de ella evolucionará su juego y sus intereses por las actividades lúdicas.

Jean Piaget (1896 – 1980), conocido por sus grandes aportaciones a la psicología infantil dentro del campo de la psicología evolutiva, sostiene que la complejidad de los juegos aumenta a medida que se desarrolla la inteligencia del niño. Según Piaget, las fases del desarrollo de la inteligencia son cuatro, la primera fase es el Periodo sensoriomotor.

Desde su nacimiento, el niño relaciona con su entorno a partir de las percepciones físicas que tiene de él y su acción motora sobre estas percepciones.  En este periodo los juegos típicos son los de ejercicio. Se distribuyen varias fases:

Primer mes: Los reflejos, que son movimientos automáticos que el bebé realiza ante un estímulo y que irán desapareciendo progresivamente según adquiera control de sus músculos. Algunos de éstos son: el de succión (el último en desaparecer, entorno al año); el de búsqueda, que hace que, cuando lo tocamos cerca de la boca, gire la cara hacia ese lado (desaparece a los pocos meses); el de marcha automática, que se manifiesta cuando, al alzar al bebé de las axilas y sujetarlo de pie, parece que da pasos (desaparece en los primeros días de vida). En este periodo, el niño busca estímulos del ambiente y sus juegos se limitan a movimiento de manos y succión.

Del segundo al cuarto mes: El bebé va perfeccionando poco a poco los movimientos motores. Esta fase se caracteriza por la repetición de conductas que un día realiza por azar. Por ejemplo, descubre que meterse el dedo en la boca le da placer y lo repite de forma sistemática. Ahora sus juegos se centran en sus manos y antebrazos.

Del quinto al octavo mes: Coordinación visión – presión: conjuga dos movimientos a la vez, la mirada y apretar lo que agarra. El niño toca un día por azar el juguete móvil que tiene en la cuna y empieza a tocarlo de forma frecuente, ya que le gustan sus sonidos y movimientos. Se interesa por el resultado de sus acciones y quiere explorar los objetos. En esta etapa los juegos corporales le proporcionan placer: hacer cosas con las manos, con los pies, meterse el pie en la boca. Aproximadamente a partir del sexto mes empieza a interesarse por los objetos grandes.

Del noveno mes al primer año: Lo más característico es la aparición de la conducta intencional: el niño realiza una acción para llegar a un fin. Por ejemplo, busca una pelota oculta tras el sofá. Suelen gustarle los juegos de aparecer y desaparecer.

Del primer año  al año y medio: Le encanta experimentar, la novedad, descubrir todo lo que lo rodea. Por ejemplo, puede tirar 20 veces la pelota para ver qué pasa si impacta contra un objeto u otro.

Del año y medio a los dos años: El pequeño ya es capaz de referirse a la persona que no está, al juguete que no ve, es decir, entiende que las cosas permanecen aunque él no las vea. Ya no le provoca tanta angustia que se vayan mamá o papá, porque entiende que van a trabajar o a hacer un encargo pero vuelven, no desaparecen, como pensaba en el periodo anterior. Está en la fase de transición al juego simbólico, que será, a partir de ahora, el que prefiera y al que dedicará más tiempo.