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El gateo fortalece las habilidades cerebrales, físicas y cognitivas del bebé

19-09-2012

Además de estimular huesos y músculos, esta actividad fomenta la independencia y la capacidad de la toma de decisiones de un niño. Los bebés, a medida que crecen,  se van familiarizando con su entorno. Pareciera que ‘volaran’, pues el progreso de sus habilidades es cada vez más rápido.

Uno de los momentos más esperados por los padres es cuando ese pequeño ser, que siempre había permanecido sobre la cama, logra levantar su cuerpo para desplazarse. Esta etapa es el gateo.

Según Ginna Maritza Chacón Durán, terapeuta ocupacional, especialista en infancia, cultura y desarrollo, “es una etapa donde se involucran habilidades motoras y de coordinación, ya que, al gatear, el cerebro del niño hace conexiones de un hemisferio a otro, permitiendo una intercomunicación y el trabajo conjunto cerebral”. Permitiendo, así, que maduren las funciones cognitivas.

“El gateo es el resultado de una evolución en el control del cuerpo. Es un movimiento armónico, simétrico y coordinado que proporciona a la columna un alivio rápido y efectivo desde las primeras jornadas del ejercicio”, añade Carolina López Díaz, terapeuta ocupacional y magíster en Estructuras y procesos del aprendizaje.

 

¿Por qué es importante?: El gateo permite que el bebé se vuelva autónomo. Además de fortalecer sus extremidades, cuello, espalda y articulaciones, desarrolla sus sentidos y le permite reconocer su cuerpo.

“Por lo general, lo que se observa es que los niños que no gatearon nunca, cuando llegan a la adultez, tienen dificultades en la coordinación y alternancia de los brazos con las piernas, lo que interfiere en las habilidades de organización y planeamiento”, señala Chacón. No obstante, el hecho de que los niños no gateen o lo hagan de forma distinta no debe ser un motivo de alarma para los padres. Pero se sugiere, un control por parte del especialista para descartar anomalías en huesos o articulaciones.

Grandes beneficios

1- Desarrolla el patrón cruzado; es decir, la función neurológica que hace posible el desplazamiento corporal organizado y el equilibrio del cuerpo humano. Esto implica que el brazo derecho se sincronice con el pie izquierdo y viceversa.

2- Desarrolla el sistema vestibular. Es muy importante para activar la emisión de señales de los dos laberintos del oído al cerebelo. Este permite que el bebé desarrolle su percepción; así, podrá saber dónde está cada uno de los puntos de su propio cuerpo.

3- Desarrolla la convergencia visual. El bebé, al mirar al suelo para colocar la mano o la rodilla, desarrolla el proceso de convergencia. Es decir, es cuando el bebé enfoca ambos ojos en un punto que atrae su interés. Se sabe, por estudios optométricos, que el gateo influye bastante en evitar problemas visuales en el futuro.

4- Pone a prueba e integra funciones táctiles. El niño registra sensaciones táctiles de la palma. Esto tiene una serie de ventajas de motricidad fina que luego influirán en la escritura. Además, al masajear la palma de la mano, esta envía información al cerebro de dónde está y de las diferentes sensaciones y texturas que siente. También, al gatear, el niño apoya su peso en las palmas de las manos y soporta esa tensión en las articulaciones de las muñecas, de los hombros, de la columna vertebral, de los fémures y de las caderas. Así, percibe la oposición de la gravedad y aprende a manejarse con ella.

5- Permite determinar el espacio que le rodea, con lo cual motiva su desarrollo neurológico, obteniendo información del ambiente, que le permitirá ejecutar una interacción social.

6- Ayuda a desarrollar la ‘dominación hemisférica’, proceso por el cual se incrementan las habilidades de los niños. Los hemisferios determinarán el empleo de la parte derecha o izquierda del cuerpo, de acuerdo con la acción que el niño realice.

7- Desarrolla la coordinación cerebral ojo-mano. Cuando el niño gatea se establece entre ambos una distancia similar a la que más adelante habrá entre ojo y mano, a la hora de leer y escribir. Por tanto, el gateo favorece decisivamente la aparición temprana de las dos funciones -leer y escribir- con los beneficios adicionales que ello conlleva intelectualmente.

 

¿A qué edad deben gatear?: Los bebés suelen empezar a gatear hacia los ocho a nueve meses; no obstante, algunos lo hacen alrededor del año, otros a los seis meses, mientras que hay niños que aprenden a caminar sin haber gateado nunca.

“Hay que tener en cuenta que todos los niños tienen su propio proceso y no todos son iguales; algunos gatean a esta edad, otros lo hacen después. Lo importante es que tarde o temprano lo hagan”, dice Chacón.

Las especialistas recomiendan actividades estimulantes como:

- Es necesario motivar al pequeño para que realice una actividad, sobre todo si es nueva para él. Es probable que, en un principio, no quiera gatear, ya que es un ejercicio que se hace gradualmente. Por ello, es importante el acompañamiento y la estimulación de los padres.

- Permitir que el niño esté en posición boca abajo, en una superficie en la que pueda explorar, promueve el gateo. Es importante fortalecer la estabilidad en los brazos a través de la posición en carretilla. También puede colocar al niño de rodillas y ayudarlo a apoyar las manos hacia adelante.

- Al cambiarlo de ropa o pañal, o al bañarlo, se puede ir extendiendo y flexionando sus piernas (como si estuviera pedaleando en una bicicleta), para poder darle fuerza y tono muscular.

- Juguetes con sonidos y colores son llamativos y pueden convertirse en objeto de distracción para que el bebé los empuje y los persiga.

- Se debe buscar el espacio adecuado para que el niño sienta libertad y pueda desplazarse con comodidad. También es importante tener en cuenta la ropa que usa cuando gatea. Esta debe de ser cómoda y, preferiblemente, evitar el uso de zapatos.

- No hay que obligarlo a ponerse de pie; él lo hará cuando se sienta seguro. Si siente presión y no está preparado, puede desanimarse.

- Cuando el niño gatee, es necesario que los padres identifiquen cómo lo hace, pues hay bebés que se desplazan sentados, por temor a poner su cabeza en otra posición. Otros gatean de pies y manos.

 

Fuente: ABC bebé.com