Consejos para aficionar a los bebés a la lectura
Parece mentira que a un niño de 1, 2 o 3 años le guste la lectura. Pero; es posible. Un bebé de estas edades puede disfrutar con la lectura y aficionarse a leer, y hasta tomar un apego exagerado a un cuento concreto y pedirlo una vez y otra vez, para desesperación del adulto.
Para crear hábitos de lectura en niños de 0 a 3 años, hay que repetir el acto de leer: sólo con la repetición se logra la costumbre o hábito. Lo mismo que, a fuerza de intentarlo un día tras otro, llegará el momento en que él o ella solitos sostengan la cuchara y se lleven el puré a la boca. ¡Qué logro!
La presencia del adulto es imprescindible: él pone la voz y los matices a la historia que contiene el cuento o la revista.
Además, es un estratega: para conseguir que la lectura sea una actividad atractiva para él, también hay que buscar las condiciones óptimas. A saber:
1. Buscar un buen momento en el día, en el que el niño esté tranquilo y no absorto en otras cosas y el adulto tenga un ratito para consagrarse a él en exclusiva sin, por ejemplo, tener que hacer algo en la cocina o atender el teléfono.
2. Crear un ambiente de distensión, pausado. Las actitudes físicas son importantes: sentarse a su lado o sentarlo sobre
las rodillas, rodearlo con nuestros brazos sin agobiarlo y abrir pausadamente un libro o una revista.
3. No vale cualquier libro por caro que sea o por prestigioso que sea su autor y su ilustrador. Desde muy pequeños,
los niños pueden mostrar preferencias: los animales, los aviones, las casas, las imágenes de otros niños con los que se
siente identificado o que le hacen gracia. Hay que atender sus gustos incipientes sin por ello limitar sus posibilidades
de abrirse a otros asuntos.
4. Respetar su limitada capacidad de atención y su necesidad de movimiento: si se levanta y se aleja cuando
estamos en lo mejor de la historia, no debemos desanimarnos. Sus razones tendrán. Habrá que intentarlo otro día,
sin obsesionarse. Y también podemos hacer una prueba: seguir leyendo en voz alta y modulada, aunque él ya parezca
entretenido en jugar con su muñeco preferido. Quién sabe, tal vez siga escuchándonos.
5. Mostrar interés por lo que le estamos leyendo o enseñando. El niño, incluso tan pequeño, es muy sensible a la atención de sus padres. Si ellos muestran interés por algo, él tenderá a mostrar interés también.
6. Sacar a escena el niño que llevamos dentro, el actor o la actriz capaz de cautivar a su público. El niño disfrutará y el adulto se sentirá enormemente recompensado.
Fuente: Guiainfantil