Posteriormente, cerca de los dos años, estos garabatos van tomando forma. Aunque no podremos observar figuras nítidas, sí que los pequeños pueden realizar círculos que combinan con líneas y que pueden ya darnos algunas pistas sobre la futura personalidad de los niños.
Si observamos con detenimiento los dibujos que realizan los niños, podemos detectar múltiples rasgos de su personalidad. Por ejemplo, debemos saber, que si un niño dibuja o pinta tan fuerte en el papel como para llegar a romperlo, está utilizando esta actividad para desahogarse. Sin embargo, podemos llegar a saber muchísimas más cosas.
Si el niño realiza figuras muy pequeñas, acompañadas de grandes casas o árboles, nos está indicando que está atemorizado por algo, que tiene miedo y por ello realiza figuras de tamaño superior que le puedan salvaguardar. Así mismo, si observamos que el pequeño realiza figuras con los brazos y piernas delgadas, menudas y pegados al cuerpo, con muchos tachones en el dibujo, podemos comprobar que nuestro hijo tiene un alto grado de inseguridad.
Podemos detectar también problemas de relación con otros niños e incluso se pueden dar inicios de detección de discapacidad mental. Pero también, podemos ver rasgos positivos, como una buena autoestima del niño, al dibujarse así mismo con una gran figura y con expresiones muy positivas en su cara.
Aunque parezca sencillo, lo cierto es que el primer impacto al ver el dibujo de cualquier niño, es precisamente ese, simplemente ver el dibujo. Nos puede parecer bonito, feo, sencillo, complicado, pero no vamos más allá porque no sabemos interpretarlo. Por ello, si queremos conocer lo que expresan, debemos saber cuáles son los factores importantes que tenemos que analizar.
Por ejemplo, es muy importante observar el modo en que nuestro hijo agarra el lápiz a la hora de dibujar. Si lo hace de forma tranquila y sosegada o, por el contrario, si lo agarra muy fuerte. Esto último puede indicarnos algo de tensión, debemos conocer el origen e intentar inculcar a nuestro hijo utilizar la pintura como forma de relajación. También es muy imporante la actitud, debemos observar si nuestro hijo disfruta o no con la actividad, si nos pide lápices o se distrae en el momento de dibujar. No hay que obligarle, si no le gusta dibujar puede que encuentre su hobby en otra actividad divertida como puedan ser las manualidades.
Por último, respecto al dibujo, es importante observar si el niño ocupa todo el folio o si hace un dibujo diminuto y sobre todo, el trazo o la forma del dibujo que puede indicarnos valores como hemos dicho anteriormente, de agresividad o de temor. Por supuesto si observamos este tipo de asuntos, lo recomendable es consultar con un psicólogo infantil especializado, antes de tomar nuestras propias decisiones. No debemos olvidar que son simples dibujos.